jueves, 12 de marzo de 2009

ELEGANTE FORMAL


Según los críticos las estrellas mostraron moderación en la moda a su paso por la célebre alfombra roja. Por Britta Schmeis Poca pompa y elegancia formal en tiempos de crisis, así fue la 81° gala de los premios Oscar. Decentes tonos de marrón y gris, mucho blanco con bordados brillantes, joyas empleadas con reserva y pocos peinados llamativos dominaron los atuendos de las estrellas femeninas. Algunos famosos en la segunda fila recurrieron a los colores potentes: la modelo alemana Heidi Klum optó por un rojo brillante con enormes pendientes, Natalie Portman eligió rosa chicle. La pauta de la elegancia sencilla la sentó la primera ganadora de un Oscar de la noche, la siempre seductora Penélope Cruz con un vestido blanco bordado de Pierre Balmain. Sobre la alfombra roja la actriz había revelado antes que se trataba de un vestido “vintage”, de 60 años. Eso sí: con su cabello recogido y el flequillo, la española de 33 años se veía quizá un poco anticuada. También la estrella de “Sex and the City” Sarah Jessica Parker optó por un blanco reluciente al estilo novia. El vestido con una falda de varias capas vaporosa de Dior le dio una presencia de lo más glamorosa. Pero al no llevar joyas y la melena otra vez oscurecida, Parker dio de todas maneras una impresión de lo más natural. Casi imposible de superar en elegancia y sofisticación fue el vestido Armani de Anne Hathaway. Menos llamativa pero igual de encantadora estaba la ganadora de la noche, Kate Winslet. Recibió su Oscar a la mejor actriz en un vestido azul oscuro decorado con flores negras del taller de Yves Saint Laurent. Lo combinó con joyas de Chopard. Por el clásico negro apostó también Angelina Jolie. El único toque de color lo puso con unos pendientes verdes y un anillo del mismo color de Lorraine Schwartz. Meryl Streep vistió un vestido tan sofisticado como elegante en verde oliva de Alberta Ferretti, con los hombros al descubierto y una tela drapeada. Casi no hubo deslices en la moda de la 81 entrega de los Oscar.
Según los críticos las estrellas mostraron moderación en la moda a su paso por la célebre alfombra roja. Por Britta Schmeis Poca pompa y elegancia formal en tiempos de crisis, así fue la 81° gala de los premios Oscar. Decentes tonos de marrón y gris, mucho blanco con bordados brillantes, joyas empleadas con reserva y pocos peinados llamativos dominaron los atuendos de las estrellas femeninas. Algunos famosos en la segunda fila recurrieron a los colores potentes: la modelo alemana Heidi Klum optó por un rojo brillante con enormes pendientes, Natalie Portman eligió rosa chicle. La pauta de la elegancia sencilla la sentó la primera ganadora de un Oscar de la noche, la siempre seductora Penélope Cruz con un vestido blanco bordado de Pierre Balmain. Sobre la alfombra roja la actriz había revelado antes que se trataba de un vestido “vintage”, de 60 años. Eso sí: con su cabello recogido y el flequillo, la española de 33 años se veía quizá un poco anticuada. También la estrella de “Sex and the City” Sarah Jessica Parker optó por un blanco reluciente al estilo novia. El vestido con una falda de varias capas vaporosa de Dior le dio una presencia de lo más glamorosa. Pero al no llevar joyas y la melena otra vez oscurecida, Parker dio de todas maneras una impresión de lo más natural. Casi imposible de superar en elegancia y sofisticación fue el vestido Armani de Anne Hathaway. Menos llamativa pero igual de encantadora estaba la ganadora de la noche, Kate Winslet. Recibió su Oscar a la mejor actriz en un vestido azul oscuro decorado con flores negras del taller de Yves Saint Laurent. Lo combinó con joyas de Chopard. Por el clásico negro apostó también Angelina Jolie. El único toque de color lo puso con unos pendientes verdes y un anillo del mismo color de Lorraine Schwartz. Meryl Streep vistió un vestido tan sofisticado como elegante en verde oliva de Alberta Ferretti, con los hombros al descubierto y una tela drapeada. Casi no hubo deslices en la moda de la 81 entrega de los Oscar. Un poco fuera de lugar estuvo quizá el atuendo de Sophia Loren, un vestido amarrillo apagado, que exhibía dramáticamente sus pechos.

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